SEMBREMOS EL VALOR DE LA TOLERANCIA




Día internacional de la Tolerancia,  el 16 de noviembre.

En un mundo interconectado más que nunca donde lo local y global no es sino un “clic, siguen levándose barreras de incomprensión, falta de adaptabilidad, no aceptación de lo diferente. Entre personas y comunidades surgen muros hechos de miedo, prejuicios, ignorancia, odio. Todos los días nos enfrentamos a situaciones. Que exigen respeto o consideración hacia las opiniones o prácticas de los demás, aunque sean diferentes de las propias. “¿no es acaso cierto que nuestra religión es la única verdadera?”, “nuestro país es el más hermoso”, “los hombres somos  superiores a las mujeres”, “nuestras familias tiene las mejores costumbres”, “mi partido político será la salvación de la patria”,… y podríamos continuar con los mil  matices de creencias prejuiciosas que tejen la red de la intolerancia.Tal vez haya más comunicación e información que en otros tiempos y sin embargo menos contacto entre las personas: se intercambian ideas pero se comparten corazones.

¿Estamos dispuestos a escuchar argumentos contrarios a los nuestros, vecino en ellos el lado positivo y aceptar sus razonamientos? ¿Podemos considerar que estamos en el error?
O por lo contrario cuando entramos en una discusión ¿es nuestro objetivo encontrar  la verdad o imponer nuestro criterio?

Las ideas tienen que ganarse el respeto; las personas ya se lo merecen, por su dignidad de hijos de Dios. “ten respeto y defiendo tu derecho a seguir tu conciencia pero no dudaré en sopesar tus ideas para escudriñar su propio valor”. Algunas serán aceptables; otra quizá tendrán que ser rechazadas. Por eso, aunque la tolerancia es un valor, no es un valor absoluto, ya que en nombre de ella no podemos caer en la indiferencia hacia el prójimo: en el escepticismo que niega la existencia de criterio firmes para distinguir lo bueno de lo malo, lo verdadero de lo falso en el individualismo que me dicta que nadie está legitimado para intervenir en la vida de los demás: actitud que conduce al silencio  y dejadez ante el mal.

Pero en sí, ¿QUÉ ES LA TOLERANCIA?

Según el diccionario de la Real Académica Española (RAE) la tolerancia es el respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias. El concepto proviene del latín tolerare (“soportar”, “sostener”) esto es: aceptación de aquello que es diferente a los propios valores.

La tolerancia implica capacidad de escuchar y aceptar a los demás, comprendiendo el valor de las distintas formas de entender la vida. La aceptación de un valor diferente al propio va unida al derecho de pensar por sí mismo y pensar diferente, teniendo siempre en cuenta que aquello que estemos respetando no atente contra la integridad y los derechos de las personas, animales y el medio ambiente. Por eso, no se puede tolerar cualquier cosa, no toleramos la viruela, ni el abuso de menores, ni la contaminación de aceite en los mares, ni otros muchos males que aquejan a la sociedad. Promover la tolerancia no es pues animar a consentirlo todo, porque no todo se puede consentir. La tolerancia es la que nos permite vivir en armonía en un mismo  país con personas que profesan diferentes religiones, que apoyan otras tendencias políticas, que poseen una condición sexual diferente.Surge como consecuencia del acto del valorar la vida humana, de apreciar a los otros seres.

La tolerancia nos da la conciencia de que otros seres humanos como nosotros poseen razones aunque no lo compartamos, y tienen el mismo derecho a la vida, la libertad y a la expresión de sus ideas.

La tolerancia implica también reconocer como intrínsecamente malo el uso de la fuerza para cambiar el modo de pensar de alguno, aunque estemos ciertos de que está equivocado.Ella es una fortaleza interna que nos ayuda a afrontar dificultades y disipar malos entendidos ya que mediante la tolerancia se cultiva la habilidad de calmar los sentimientos fuertes y encendidos de las personas.

Por todo esto, la tolerancia nos devuelve de nuestra humanidad. Al reconocimiento del semejante. Y ello nos hace crecer como personas.

En conclusión, la tolerancia es la actitud que nos ayuda a vivir la riqueza de la diversidad a convivir pacíficamente, con menos “defensas” y más amor.


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