Comentario al Evangelio - Mateo 9,9-13
Comentario al Evangelio
viernes 24° Ordinario | 21 de septiembre 2018.
LLAMADA DE MATEO
Mateo 9,9-13
Mateo 9,9-13
Hijas de San Pablo
Hna. Milagros Miranda, fsp
La Iglesia
celebra hoy a San Mateo, apóstol y evangelista y vamos escuchar su llamado narrado en su propio evangelio. Jesús continúa caminando ciudades y pueblos,
aldeas y comunidades. Mientras va de
camino Jesús observa, percibe, mira, contempla la naturaleza, ve situaciones y personas. En este evangelio se nos dice que Jesús vio a un hombre. Es bueno aclarar o
recordar que el ver de Jesús no es nuestro modo de ver la realidad de las cosas
y personas que nos rodean. El verbo que utiliza Mateo en griego que nosotros
traducimos en español como ver, implica un ver
que es conocer profundamente, conocer
interiormente. El ver de Jesús
supera raza, religión, nacionalidad, partido político inclusive, supera prejuicios, rechazos, y chismes, supera faltas y pecados. AL ser un ver profundo puede ver en el otro, en los otros, disposiciones, actitudes, valores,
sentimientos que nosotros no conseguimos ver. EL ver de Jesús es un ver libre, permeado de amor y misericordia, de
esperanzas, oportunidades y posibilidades que están allí, en lo más profundo
del corazón del hombre. Jesús ve-conoce- a la personas y puede sacar del hombre, del “baúl, cosas viejas y nuevas”. Con su
mirar penetra en lo más profundo de nuestra alma y provoca un movimiento
interior que libera toda resistencia y atadura para responder al proyecto de
amor que él tiene para con cada uno de nosotros. Eso fue lo que sucedió con
Mateo, para las personas que decían conocerlos, para aquellos que lo rodeaban,
él era un recaudador de impuestos tramposo, corrupto y a favor del Imperio, ven
en los otros invitados personas pecadoras, de mala fama y poco religiosas. En
este pasaje queda explícita la diferencia entre el ver nuestro representado por
los fariseos que ven lo externo y el de Jesús que ve el interior.
No olvidemos que
Jesús ve a todos, ve a buenos o malos, a perfectos e imperfectos, a santos y
pecadores no según nuestros criterios egoístas y superficiales. Jesús ve el bien y las bondades que existen
en las personas, no solo las ve sino que las protege y motiva a cultivarlas y
ponerlas en prácticas. El también ve la confusión y el rechazo que viven muchos
de nuestros hermanos y como se les cierra las oportunidades de ser mejores, de
acercarse a Aquel que puede sanar y devolver la alegría y el gozo de
encontrarse y compartir con Aquel que es Verdad, Camino y Vida. Al final de esta
narración él dice al fariseo y nos dice a nosotros hoy, “Eh, queridos míos, yo no
he venido a buscar a los sanos sino a los enfermos, no vine a llamar a los
justos, sino a los pecadores”. No es que rechaza a los otros, no; los buenos,
los sanos, los justos, los santos ya están con él, pero, cómo va a estar
tranquilo si hay tantos que están perdidos, alejados y confundidos que
necesitan ser atraídos a su Amor misericordioso.
Recemos con el salmo 139
Señor, tú me
examinas y me conoces, sabes cuando me siento o me levanto, de lejos conoces
mis pensamientos. … todas mis sendas te son familiares. Por todas partes me
rodeas, y tus manos me protegen. Tú formaste mis entrañas, me tejiste en el
vientre de mi madre. Te doy gracias porque eres sublime, tus obras son
prodigiosas. Tú conoces lo profundo de mi ser, nada mío te es desconocido…
Examíname, oh
Dios y conoce mi interior, ponme a prueba y conoce mis pensamientos; mira si en
mi conducta hay maldad y guíame por el camino eterno. Amén
Comentarios
Publicar un comentario