Comentario al Evangelio - Marcos 9, 30-37
Hijas de San Pablo
Hna. Milagros Miranda, fsp
Hoy es domingo, día del
Señor, día de gozo y esperanza. En este espíritu festivo la Iglesia nos propone
en el evangelio de Marcos a Jesús que desea comunicar a sus discípulos parte
del proyecto que el Padre tiene para él. Sabe bien lo que significa subir a
Jerusalén y desea preparar también a sus discípulos. Ha intentado otras veces
hablar del tema pero no ha encontrado resonancia en ellos sobre el tema del
misterio pascual. Ellos se encuentran distraídos, pensando en tantas otras cosas,
escuchan lo que el Maestro les está comunicando pero ni le preguntan para
aclarar o para profundizar ese mensaje. No hay duda de que es un tema difícil
para comprender y peor aún para asumir, pero Jesús intenta prepararlos para ese
momento culmen en su vida y en la de ellos. Por su parte los discípulos están
preocupados o encerrados en sus propios intereses y hacen oídos sordos al
mensaje.
En éste pasaje del
evangelio se percibe claramente que Maestro y discípulos están en niveles de
comunicación muy distintos. Jesús está compartiendo con ellos a partir de una
comunicación profunda, partiendo de la vida y de aquello que está en su
corazón. Mientras que los discípulos están en un nivel de comunicación
superficial y egoísta, conversando sobre cuál de ellos es el más importante, el
más grande. ¡Qué desilusión para Jesús!
En muchas ocasiones nos
sucede como a Jesús, deseamos compartir, expresar situaciones que nos preocupan,
vivencias que son importantes para nosotros pero no encontramos quien nos
escuche. O tal vez hacemos como los discípulos, mejor hablar de nuestros
proyectos de éxitos y de escalar posiciones y popularidad, o hasta mejor hablar
del tiempo, de las nubes que se mueven en el cielo que de escuchar aquello que
pasa en mi interior, de aquello que realmente siento y vivo .En muchas
ocasiones deseamos expresar situaciones que nos preocupan, dudas y hasta
temores y no encontramos quien nos escuche con oídos y corazón atento.
Vemos en el evangelio de
hoy la falta de aceptación de los discípulos a abrirse a este mensaje del
Misterio Pascual el cual es sin duda poco atractivo y provocador. Ellos
simulaban, como lo hacemos nosotros, no haber escuchado el mensaje de Jesús que
nos invita a seguirlo con todas sus consecuencias.
Jesús no se cansa y continúa
insistiendo a tiempo y a destiempo con su mensaje claro y directo. Continúa
anunciando que las prioridades del Reino del Cielo son distintas a las que el
mundo proclama. En nuestra sociedad de hoy las prioridades son triunfar, tener,
poder, sobre todo este último. Somos testigos que hoy por el poder se llegan a
cometer los más atroces crímenes e injusticias. Resuena en nuestros corazones
las palabras que salen del corazón de nuestro Amigo, Maestro y Señor: “El hijo
del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, le darán muerte y
después de morir, a los tres días resucitará”. Estas palabras escuchadas y acogidas desde nuestro corazón
de discípulos y amigos nos transformarán en verdaderos seguidores de Jesús que
anuncian al mundo la grandeza de los pequeños y humildes y no temen ir con y
como Jesús a Jerusalén a vivir el misterio pascual.
Recemos con el
salmo 130
Señor, mi corazón no es
soberbio ni altanera mi mirada.
Nunca perseguí grandezas
ni cosas que superan mi capacidad.
Aplaco y modero mis deseos;
Estoy como un niño en
brazos de su madre.
¡Espera, Israel, en el
Señor, ahora y por siempre!
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