Una Cuaresma que nos motive a la misericordia…
Llega el tiempo de la Cuaresma y con el nos motivamos a trabajar con nuestra personalidad y nuestra espiritualidad para ser mejores personas encaminados a la santidad.
El Papa Francisco en su
mensaje para esta cuaresma a utilizado como lema las palabras del mismo Jesús: «Misericordia quiero y no sacrificio»
(Mt 9, 13), destacando las obras de misericordia en el camino de este año
de la Misericordia. En este año jubilar la cuaresma obtiene mayor relevancia
ante la necesidad de volver nuestro rostro y actitudes hacia Dios, Padre rico
en Misericordia.
En el tercer
punto del mensaje de cuaresma, el Santo Padre subraya una vez más la
importancia de la obras de misericordia corporales y espirituales, con su
especial anhelo de que el pueblo cristiano reflexione sobre ellas durante el
Jubileo: «será un modo para despertar nuestra
conciencia, muchas veces adormecida ante el drama de la
pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los
pobres son los privilegiados de la misericordia divina» (ibíd., 15).
«En el
pobre, en efecto, la carne
de Cristo «se hace de nuevo visible como cuerpo
martirizado, llagado, flagelado, desnutrido, en fuga... para que nosotros lo
reconozcamos, lo toquemos y lo asistamos con cuidado» escribe el Papa Francisco
y añade: «misterio inaudito y escandaloso la continuación en la historia del
sufrimiento del Cordero Inocente, zarza ardiente de amor gratuito ante el cual,
como Moisés, sólo podemos quitarnos las sandalias (cf. Ex 3,5); más aún cuando
el pobre es el hermano o la hermana en Cristo que sufren a causa de su fe».
Es
entonces este el tiempo que nos debe motivar a ser misericordiosos y a impartir
misericordia, pues Dios ha mostrado su misericordia a cada uno de nosotros y día
a día en las situaciones cotidianas Dios se muestra con compasión por cada uno
de nosotros, sus hijos.
Así, querida hermana y querido hermano, las
Hijas de San Pablo deseamos invitarte a que abras la Puerta de tu corazón a la compasión
y misericordia que proviene de Dios y de tus hermanos, para que de este mismo
modo, habiéndola experimentado, puedas ofrecerla ante aquel que la necesita. Es
así como obtendremos un mundo de paz, comenzando desde nuestro entorno. Animo
en esta nueva Cuaresma, para que nuestras motivaciones misericordiosas
resuciten como Cristo.
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