¿Cómo hacer que el matrimonio tenga “buena fama”?


(Junto a mi esposo Jerry I. Ramos Nieves
recibiendo la bendición del Papa Franciscoen la Audiencia General
del miércoles 24 de junio de 2015.
Foto por Fotografiafelici.com). 


¿Qué puede decir una joven católica de 25 años (del siglo XXI) con tan solo dos meses de casada?  Hablar de matrimonio con tan poco tiempo de experiencia puede parecer un atrevimiento cuando hay tantas parejas ejemplares con mucha trayectoria y con más historias y “consejos” que dar.  Sin embargo, considero que es preciso hacerlo y más si este mensaje va dirigido a personas también jóvenes como yo. 
Hoy quiero decirte a ti que el matrimonio ha tenido muy mala fama y reputación.  Eso es lo que he analizado en los pocos días de mi vida matrimonial, pues lo que he vivido no se asemeja en nada con las cosas negativas que he escuchado sobre el matrimonio.  La sociedad nos infunde miedos y temores para este estilo de vida entre dos personas.  También, en nuestras familias pudiéramos tener ejemplos que no son nada alentadores si de matrimonios felices se refiere.  Por eso hoy te quiero decir que: No creas todo lo negativo que se dice del matrimonio.  ¡Pero ojo!  Debes saber que el ser llamado y el decir Sí a vivir con otro ser humano diferente a ti podrá traer muchos retos y de seguro muchos sacrificios.  Pero ahí está el detalle, que la sociedad “pinta” al sacrificio con un matiz muy pesimista, cuando en la vida cristiana este es una forma y un camino de santificación. Hoy más que nunca es necesario gritarle a todos los jóvenes: ¡No tengas miedo al matrimonio si esa es tu vocación!, pues puedes llegar a experimentar y vivir lo más hermoso que jamás hayas imaginado.  Créeme, el Señor no se limita en darle a sus hijos lo que le piden y sueñan si es para su salvación. 
Sin embargo (y a esto agrégale un tono muy enfático), para que esta felicidad auténtica (no una felicidad “liquidita”, vana o superficial, sino cimentada en Cristo) sea vivida en su máxima expresión y el matrimonio adquiera la “buena fama” que se merece son recomendables ciertas cosas que a continuación te presento:
1.    Conócete, acéptate y ámate. Toma tiempo a solas para reflexionar sobre quién eres, qué te gusta, qué sueñas.  El saber estas cosas te ayudará a no estar con cualquier persona solo porque sí, sino con alguien que esté al alcance de tus mismos ideales.  Aceptar quién eres te permitirá amarte y sanar heridas.  Esto es muy saludable ya que al compartir la vida con otra persona debemos haber pasado por un proceso transformativo que nos permita convivir en paz y armonía con el otro y no llevar al matrimonio complejos, traumas, etc.  Esto no quiere decir que llegarás “perfecto” a la vida conyugal sino que habrás sido responsable por compartir la mejor versión de ti con el ser amado. Recuerda que esto lo debes hacer por el resto de tu vida y no solo en tu soltería.     
2.    Rodéate de amistades sanas y de tu misma fe.  Es muy sano compartir con amigos que fomenten una auténtica vida cristina.  Unirte a un grupo apostólico (pastoral juvenil, coro, de retiros, etc.) también puede ser una oportunidad para abrirse a la hermandad en Cristo, para aprender a vivir en comunidad y evitar el desarrollo del egoísmo.  Esto lo puedes hacer de forma individual o en pareja.  Si es en pareja, verás lo mucho que pueden aprender rodeándose de personas con sus mismos ideales e involucrándose en actividades enriquecedoras.
3.    *Asiste a talleres y conferencias sobre el noviazgo y el matrimonio*.  A esto ponle una estrellita*.  Esto lo puedes hacer solo o acompañado.  No importa si tienes o no pareja, aprender sobre la vocación matrimonial es un gran tesoro. Aquí puedes adquirir destrezas y consejos importantes que te ayudarán en el camino de la soltería, del noviazgo y de la vida conyugal. 
4.    Escoge y conoce bien a tu pareja. Conoce a las personas como son y no como quisieras que fueran.  Hablen de temas profundos y no se quedan en la superficie de los “te quieros” y “te ves bonito(a)”.  En el noviazgo se deben tocar temas como: intereses, cosas que no nos agradan, sueños en común, malos hábitos, forma de crianza de cada cual, fe que practican, posible número de hijos, forma de educación de la familia, estrategias para resolver problemas, cómo vivirán en el aspecto económico, entre muchos otros más.  Si identificas que él o ella no es la persona adecuada para vivir JUNTOS TODA LA VIDA sé valiente al momento de tomar decisiones y no te dejes guiar solo por el sentimiento.
5.    Ora por tu futuro(a) esposo(a): Si aún no tienes a tu “media naranja” a tu lado ora por él o ella.  Exprésale a Dios cómo quieres que sea y pídele que se haga su voluntad.  Si ya tienes la dicha de compartir con quien será tu compañero o compañera el resto de tu vida comiencen y dediquen espacios de tiempo a la oración.   Pidan para que el Señor les dé sabiduría, los guíe en el camino, sea el centro de su noviazgo y futuro matrimonio y les aleje del mal.  Es maravilloso que ambos amen a Dios primero y en Él basen el amor que se tienen.
6.    Vive y practica la castidad.  La castidad es una joya que les adornará con esplendor y les brindará una inmensa paz y felicidad.  No se trata de decir NO a las relaciones sexuales.  Se trata de decir SÍ al respeto, al amor verdadero, de decir SÍ a Dios y a esperar, pues se tiene la certeza de que el cuerpo es templo del Espíritu Santo y hacer la voluntad del Padre llena el alma de alegría.   
7.    No tengas miedo y confía en Dios.  Si ya han discernido su vocación y han decidido recibir el sacramento matrimonial, no tengan miedo, el Señor está con ustedes y les ayudará con la gracia santificante que reciban el día de su boda.  Una de las cosas más maravillosas que he podido vivir en los primeros días de casada es la certeza de la gracia en nuestras vidas y en nuestro hogar.  Cultiven esa gracia confesándose y asistiendo a misa frecuentemente y visitando a Jesús Sacramentado todas las veces que les sea posible.  Practiquen juntos la oración todos los días y confíen en el Señor.
El mejor testigo de que el matrimonio es una buena elección en nuestro tiempo son los testimonios de matrimonios valientes y felices.  Deseo que el Señor te ilumine en el camino en el que te encuentres y puedas tomar las decisiones que te guíen a ser completamente feliz… y claro, ¡alegremente santo! 

Glorian M. Fernández Zamot, M. Ed.


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