REFLEXION CUARESMAL


   Recuerdo que cuando era niña decir cuaresma para mí era sinónimo de crisis. Era prohibido en mi casa comer dulces, o cualquier cosa que pareciese manjar, ir a la playa estaba suspendido por un periodo de tiempo que me parecía larguísimo, la televisión y la música era restringida. Yo no entendía porque la iglesia nos castigaba por tanto tiempo. Hasta llegué a pensar que a la cuaresma debíamos quitarle varias semanas y ponérselas a la navidad. La cuaresma se nos ha vendido como un tiempo donde nada bueno ni divertido podemos hacer. La realidad es que se nos invita a hacer ayuno, penitencia, abstenerse de comer carne, dar limosna, ir más a la misa. Pero, ¿cuál es la finalidad del tiempo cuaresmal que revivimos año tras año?

La cuaresma es un tiempo de gracia que nos propone la iglesia para vivir con intensidad la verdadera conversión que estamos llamados a vivir los cristianos. Pues como dice el mismo Jesús en la palabra: “sed perfecto como vuestro Padre del cielo es perfecto” (Mt 5,48). Es un fuerte llamado a la santidad para todos los hijos de Dios. Los cristianos estamos llamados a ser otros cristos en el mundo, asumir sus mismas actitudes y sentimientos, a obrar conforme a Él, pero sobre todo a amar con Él ama. La humanidad necesita urgentemente un cambio, una transformación. Debemos hacer un alto a la violencia para ser más tolerantes. Al mundo le hace falta el AMOR (que es Dios) y nosotros tenemos que vivir los valores del Evangelio.

En el lenguaje bíblico el número 40 es muy significativo, no es casualidad que el pueblo de Israel caminara 40 años por el desierto; que el pueblo de Nínive tubo 40 días para convertirse de su pecado so pena de ser destruida; Jesús pasó 40 días en el desierto antes de iniciar su ministerio; y la lista sigue. Estos cuarenta días de cuaresma son la gran oportunidad, el gran regalo que nos concede el mismo Dios, por medio de la iglesia, para que cada uno de nosotros volvamos nuestra mirada hacia Dios. Las privaciones e invitaciones que se nos proponen para este tiempo son una herramienta que nos van a ayudar a colocar solo en Dios nuestro tesoro, y para hacernos conscientes de que es Él nuestra única riqueza y nuestro mayor bien.


Quizás esta sea la última cuaresma de tu vida. No pierdas la oportunidad de vivir una conversión total. Donde te veas libre de resentimientos, amarguras, desamor, de la lujuria y de todo aquello que te aleja de Dios. Esta puede ser una cuaresma que marque el antes y el después de tu historia. Pidamos al Señor que nos ayude a todos los cristianos a vivir con mayor coherencia (testimonio) todo lo que es digno de ese nombre: ser otros cristos.


Por Simona Rosario, fsp

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