REFLEXION CUARESMAL
La cuaresma es un tiempo de gracia que nos propone la iglesia para vivir con intensidad la verdadera conversión que estamos llamados a vivir los cristianos. Pues como dice el mismo Jesús en la palabra: “sed perfecto como vuestro Padre del cielo es perfecto” (Mt 5,48). Es un fuerte llamado a la santidad para todos los hijos de Dios. Los cristianos estamos llamados a ser otros cristos en el mundo, asumir sus mismas actitudes y sentimientos, a obrar conforme a Él, pero sobre todo a amar con Él ama. La humanidad necesita urgentemente un cambio, una transformación. Debemos hacer un alto a la violencia para ser más tolerantes. Al mundo le hace falta el AMOR (que es Dios) y nosotros tenemos que vivir los valores del Evangelio.
En el lenguaje
bíblico el número 40 es muy significativo, no es casualidad que el pueblo de
Israel caminara 40 años por el desierto; que el pueblo de Nínive tubo 40 días
para convertirse de su pecado so pena de ser destruida; Jesús pasó 40 días en
el desierto antes de iniciar su ministerio; y la lista sigue. Estos cuarenta
días de cuaresma son la gran oportunidad, el gran regalo que nos concede el
mismo Dios, por medio de la iglesia, para que cada uno de nosotros volvamos
nuestra mirada hacia Dios. Las privaciones e invitaciones que se nos proponen
para este tiempo son una herramienta que nos van a ayudar a colocar solo en
Dios nuestro tesoro, y para hacernos conscientes de que es Él nuestra única
riqueza y nuestro mayor bien.
Quizás esta sea
la última cuaresma de tu vida. No pierdas la oportunidad de vivir una
conversión total. Donde te veas libre de resentimientos, amarguras, desamor, de
la lujuria y de todo aquello que te aleja de Dios. Esta puede ser una cuaresma
que marque el antes y el después de tu historia. Pidamos al Señor que nos ayude
a todos los cristianos a vivir con mayor coherencia (testimonio) todo lo que es
digno de ese nombre: ser otros cristos.
Por Simona Rosario, fsp
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