MIÉRCOLES DE CENIZA, INICIO DE LA CUARESMA HACIA LA PASCUA. TIEMPO DE RECONCILIACION.
Llega la hora para recibir la ceniza, un símbolo
que es muy antiguo y muy popular,
representa que el hombre está hecho de polvo de la tierra y es caduco,
nos hace humildes. Pero esa humildad es cuando reconocemos que somos pecadores.
Al iniciar la Cuaresma es un tiempo de vivir continuamente la conversión sintiendo la
misericordia de Dios entre nosotros, hasta el día de la vigilia Pascual que
recibimos en nuestros corazones al Cristo Resucitado. Esta es una fiesta que se
nos invita como cristiano a seguirlo con radicalidad y con fidelidad, despojo
de sí mismo ser “hombre viejo al hombre nuevo”.
Estamos llamados a vivir la cuaresma en caridad,
al desprendimiento en lo que más nos
cuesta en esta vida, porque es fácil dar aquello que no me gusta ni me interesa
pero en realidad no tiene gracia de nada.
En cambio sí das a los otros en ver de materiales que sea una sonrisa, un abrazo etc. Le conmovería sin ningún
interés en nada y más si se trata de la
reconciliación.
La reconciliación es fundamental una obra de la
gracia de Dios, que misericordiosamente sale al encuentro de la persona y la
busca para acogerlo y perdonarla. En la misericordia de Dios se nos revela la
potencia especial del amor sobre el pecado y la infidelidad. En la misericordia
Dios nos muestra especialmente su rostro, dibujado con todos los matices en las
varias parábolas evangélicas sobre este tema y en los incontables gestos de
compasión y de perdón en Jesús, su Hijo amado.
La invitación es vivir un camino de conversión,
una mudanza radical que nos lleva a cambiar de ruta, de actitudes, de escala de
valores. Un camino que día a día debemos
buscar ser mejores discípulos del Maestro y así podamos exclamar como san Pablo
“es Cristo que vive en mi” (Gal4,19)
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