“UN MOMENTO DE IMPACTO”: EL ENCUENTRO ENTRE JESÚS Y PABLO
Hay momentos en la vida que pueden ser catalogados como momentos de impacto. Es ese momento en el cual logras ver con una luz especial, lo ves todo con ojos nuevos, ese instante donde toda tu realidad cobra sentido; desde donde cada pieza de tu vida y de tu historia encaja como en un perfecto y enorme rompecabezas.
Es en ese momento de impacto que llegamos a nuestro Damasco personal. Y como al Apóstol
Pablo nos envuelve una gran luz que lo ilumina todo y que nos saca de
las oscuridades del error; caemos rostro en tierra en actitud de
adoración, posición en la cual nos despojamos de nuestro orgullo, prepotencia,
delirios de grandeza; escuchamos una voz que nos devela el verdadero
rostro de Dios; quedamos ciegos
ante el resplandor del misterio; todo esto para emprender un nuevo camino en el
cual debemos dejarnos conducir por la comunidad de creyentes. En ese
dejarnos conducir se nos van cayendo de los ojos como una especie de escamas
que nos impedían ver la verdad que es Dios mismo. (cfr. Hch 9, 1-18)
Gracias a ese momento de impacto descubrimos el
tesoro escondido en el campo (Mt
13,44), astuta y
alegremente vamos, vendemos todo cuanto tenemos para volver y comprar aquel
campo, para poseer el tesoro allí escondido. Pablo descubrió que el conocer a
Cristo Jesús era el tesoro más grande que él podía poseer. Todo lo demás era
considerado basura al compararlo con el AMOR que le había manifestado Jesús. Y es
que un momento de impacto hizo posible el encuentro entre Jesús y Pablo; un
momento de impacto hace posible el encuentro entre Jesús y tú.
Simona Rosario Acosta, fsp.
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