CUARESMA: AYUNO, LIMOSNA Y ORACIÓN
Ayunar significa eliminar lo que bloquea la
llegada de Dios al corazón. El ayuno evangélico comprende el abstenerse de
juzgar al prójimo y, además, evitar las obras vanas, las
riñas, la envidia, toda clase de egoísmo y altanería. Un ayuno sano es confesar
que las cosas materiales no corresponden adecuadamente a los deseos e
inquietudes profundas del corazón. Ayunar, entonces, es eliminar los obstáculos
en nuestro camino hacia Dios.
La limosna significa abrirnos al prójimo, a las
necesidades del compañero en el viaje de vuelta hacia Dios. Dar limosna nos
cuesta, pero es el costo para que el prójimo se sienta menos aislado. Así, la
limosna contribuye a aumentar su alegría. Una limosna saludable es ofrecer la reconciliación
a uno de los enemigos habituales. La limosna es dar algo de nosotros mismos al
prójimo.
Si se entiende la oración como una comunicación
entre el alma y Dios, un dialogo en el que El nos ama sin medida, la oración
mas intensa durante la cuaresma nos abre a la alegría de esta amistad. No hablo
de una alegría mundana o escandalosa, sino de la que proporciona una amistad
intima con Dios.
Tomado
del Libro: Escuela del Evangelio año A.
Autor
Konrad Schaefer, osb
Paulinas
Perú
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